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¿Alguien puede pensar en el medio ambiente?

¿Cuáles pueden ser los factores que inciden en las conductas pro-ambientales en los individuos?  ¿Qué hace que algunas personas cuiden y se preocupen más en el ambiente que otras?

Hoy en día sabemos que estar informado no siempre lleva a que las personas decidan realizar un cambio en su comportamiento. Entonces ¿Qué factores intervienen en un cambio de conducta?

La psicóloga social y ambiental, Kimberly Doell (2021) sugiere que uno de los factores más importantes es la predisposición a tener ciertas actitudes en distintos ámbitos.

Cuando hablamos de medio ambiente, es clave saber que predisposición tiene una persona hacia las conductas pro-ambientales. Por ejemplo, si alguien te pide que levantes basura de otros en una plaza, ¿qué tan fácilmente lo harías?

Varios estudios muestras que las personas con alta predisposición hacia las conductas pro-ambientales, luego de realizar un comportamiento de esta índole sienten un estado afectivo positivo, es decir, se sienten bien. A su vez, este tipo de personas, el leer una noticia positiva como “se han plantado nuevos árboles” los lleva a realizar acciones sustentables en mayor medida que las noticias negativas, como por ejemplo, información sobre el aumento de temperatura global. En cambio, estos patrones no son observados en personas con predisposición negativa a realizar conductas pro-ambientales.

¿Qué quiere decir todo esto? 

Que no todas las políticas, publicidades o estrategias, impactan en las personas de la misma manera. Por eso, a la hora de pensar en nuestros usuarios o clientes, es clave entender sus creencias y actitudes previas sobre el tema en cuestión. La valoración que los usuarios le dan a la situación es muy importante para la motivación del desarrollo de la conducta.

Otros factores que inciden en nuestras conductas sustentables tienen que ver con el contexto y las asociaciones. Por ejemplo Brito (2006) encontró en sus estudios que la cantidad de basura que es arrojada en lugares públicos posee una correlación con los desechos que ya se encuentran allí. Además, Liu & Sibley (2004) afirman que la conducta proambiental es más probable en un ambiente público que en un privado (si, tendemos a comportarnos mejor cuando nos sentimos observados).

En cuanto a las asociaciones, sabemos que las personas tienden a asociar a ciertos elementos como productos desechables y por lo tanto, independientemente de su material los tiran a la basura común en vez de tratar de reutilizarlos o reciclarlos (Crabb, 2014). 

El cambio se encuentra en uno, es lo personal lo que nos condiciona a valorar las situaciones de distinta manera y en función de ello tener determinada predisposición. Sin embargo, todos aprendemos en sociedad. Es así que el camino que decide tomar uno también incidirá en cómo otra persona perciba la importancia de cometer una conducta en pos de la preservación ambiental. 

Autora

Rocío Veragua

Referencias

https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0272494404000040?via%3Dihub

http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0378-18442006000500004

https://www.igi-global.com/article/some-things-are-just-made-to-be-littered/120103?camid=4v1

https://www.researchgate.net/publication/355206174_Interindividual_differences_in_environmentally_relevant_positive_trait_affect_impacts_sustainable_behavior_in_everyday_life

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